viernes, 23 de abril de 2010

Donde no hay harina, todo es mohina

Nos llegan, por amigo interpuesto, los comentarios sobre la sesión mantenida en Juntas Generales a consecuencia del atropello mortal ocurrido el pasado mes de febrero en la carretera de Luiaondo en la que las sociedades del Valle de Aiala han expuesto sus quejas e ideas sobre la situación de la variante.

Desde su comprensible anonimato se desahoga contando que han realizado su exposición ante los y las representantes (que no diga nada la ministra) de los partidos políticos que, como todo político que se precie (con lo que cuesta llegar al sillón) han puesto mucho interés, desconoce si algo más y con la experiencia que tiene, hasta que no ocurra un desastre no pasa nada.

Una manera de entender la vida en esta pintoresca Alava, porque de alguna manera hay que llamarlo. Esos propósitos de enmienda se dan a cada instante, esa asunción de responsabilidad en cualquiera de las diarias manifestaciones de nuestra estupidez, nuestra mala baba y nuestra impotencia. Calla siempre el político de turno, el policía, el juez, el periodista y hasta el vecino del quinto, como putas, de responsables ni hablamos.

Callamos todos ante lo que vemos y oímos, esperando que el tiempo aplace, resuelva, permita olvidar el problema, como San Isidro. Una cosa es la teoría, las declaraciones oficiales. Que ligeros de lengua somos legislando para un mundo perfecto, con nuestra inquebrantable fé en el hombre. Y qué callados nos quedamos cuando la realidad se impone sobre nuestra imbecibilidad endémica. Entonces nos quedamos callados, no sea que la vida real nos reviente la teoría obligándonos a señalar que los criterios son como el culo, todos tenemos uno. Y así pasan los minutos de nuestra cobardía.



No hay comentarios:

Publicar un comentario